Por otro lado, surge el estado de alerta o de alarma y es la
anticipación de problemas, dificultades, se preocupa por algo que está
pendiente e incierto; pasamos gran parte de nuestro tiempo en este estado lo
que provoca ansiedad, distracción, angustia, estrés y cuando es intenso en
cuadros depresivos. A su vez hay 3 posibles formas de afrontar la
situación o momento cuando se está en alerta 1. Evitar, escapar o huir; 2.
Pelear, luchar o eliminar (negar) y 3. Colapsar, verse superado y estresado.
Sin embargo, existe un mecanismo que se presenta como una alternativa a
los otros, denominado atención plena y consiste en estar, sentir y vivir en
cuerpo, espíritu y mente el momento, lugar o contexto en el cual nos
encontramos, atender momento a momento sin juzgar, etiquetar, ni encasillar. Es
decir, enfrentar, la emoción y pensamiento ante una situación, mediante la
aceptación. Si ponemos en práctica esto percibiremos una mayor tensión y
conexión, en consecuente tendremos una sensación de bienestar, equilibrio y
felicidad. Un cerebro o mente atenta sabe enfrentar correctamente la situación.
Finalmente, para lograr esto la mente se debe entrenar y desarrollar a
través de ejercicios, por ejemplo, yoga, reiki, etc. Al entrenarla se activa la
red frontal- insular que nos posibilita la capacidad de sentirme y sentir al
otro de tal manera que logramos empatizar con lo que le ocurre. Entonces al
aceptar, conectar y convivir con las emociones, sentimientos y pensamientos que
nos ofrece sin buscar el control, nos dará la habilidad de transitar cada
situación con todo lo que se nos presente.